Por Pegaso
Después de mi vuelo vespertino por los límpidos cielos de Reynosa… Reynosa es un pueblecito con crepúsculos arrebolados… (Nota de la Redacción: ¡Párale, Pegaso! Ya pareces Jaimito el Cartero).
Bien. Decía que después de mi vuelo vespertino me puse a ver la cartelera cinematográfica para programar una tarde de solaz esparcimiento con mi Pegasita en una sala de cine con sillones de esos que se hacen para atrás y donde no tienes que hacer fila en la dulcería porque te llevan los chuchulucos hasta tu lugar.
En la cartelera vi que ya estaba en la programación la película tan ansiosamente esperada: La Liga de la Justicia.
Como personaje de ficción que soy, me gustan las historias de superhéroes. Soy un fan de las capas, antifaces, trajecitos de licra y botas de hule.
El género de superhéroes nos inspira, saca de nosotros el sentido aspiracional de la vida y sentimos que podemos volar, atrapar balas con la boca y vencer todos los obstáculos que nos presenta la vida.
Artistas de prestigio mundial, como Leo de la Mancha y sus Manchados han dedicado parte de su grandioso repertorio a los superhéroes, como dice la letra de su éxito más reconocido: «Y llegué como Supermán, con los chones encima de los pantalones».
Por cierto, Supermán es uno de los primeros superhéroes de tiras cómicas, televisión y cine, aunque no el más poderoso, ya que cualquier pendejo con un pedazo de kriptonita le puede patear el trasero.
Su historia es muy similar a la de Cristo, y en ocasiones me he puesto a pensar si los judíos que lo crearon, Jerry Siegel y Joe Shuster se inspiraron en algunas figuras del Evangelio.
Veamos. Sus padres, originarios de Kriptón, tuvieron que lanzarlo en una cápsula hacia el espacio para que llegara a La Tierra y se convirtiera en un adalid de la justicia, como Moisés.
Su papá, Jor El, decía en la primera película protagonizada por Christoper Reeve: «Tú eres mi único hijo muy amado», igual que Jehová le dice a Cristo en alguno de los pasajes del Nuevo Testamento.
¿Se han fijado cuántos absurdos hay en la narración de las aventuras de Supermán?
Llega Luisa Lane a su departamento y se encuentra con Clark Kent. Este se voltea y con la mano derecha se quita los lentes. Entonces, la avispada reportera del diario El Planeta, le dice: «Supermán, no te había reconocido».
¡O sea, que por unos pinches lentes no lo podía identificar!
Batman, otro superhéroe que pasó de las caricaturas a la pantalla grande, no tiene poderes, pero compensa sus carencias con tecnología y muchos billetes.
El hombre murciélago perdió a sus papás cuando era chavo, durante un asalto que sufrieron en un callejón que estaba atrás del teatro a donde fueron a ver una obra, pero ¿a quién se le ocurre salir por la puerta trasera hacia una callejuela solitaria llevando relojes de oro, collares de perlas y anillos con esmeraldas?
Pero lo que no tiene madre es la historia de Linterna Verde. Linterna verde era un tipo cualquiera que de pronto se encuentra a un alien que le da un anillo con el poder de crear lo que sea con solo imaginarlo.
Flash, por otro lado, se volvió súper veloz al introducirse a un laboratorio donde se experimentaba con partículas subatómicas.
La imaginación de los escritores no tiene límite, cuando se trata de crear y describir a los superhéroes.
Aunque Supermán ha sido el favorito por generaciones, no es el más poderoso en el mundo de los cómics.
El Dr. Manhattan, de los Watchmen, no sólo puede volar, desintegrarse, teletransportarse, resucitar o destruir mundos, sino que puede crear lo que quiera.
Héroes hay que se inspiran en los dioses de la antigüedad, como Thor, hijo de Odín y hermano de Loki.
Con su martillito puede partirle la mandarina en gajos a cualquiera que se le atraviese, incluyendo a Hulk.
Pero si nos pusiéramos a hablar y analizar a todos los héroes y super héroes que ha habido en el maravilloso mundo de la imaginación, seguramente no acabaríamos.
Los mexicanos, por fortuna, tenemos a Kalimán.
El séptimo hombre de la séptima dinastía de la diosa Kali en realidad no era mexicano, sino importado del Tíbet.
No obstante, lo sentimos muy nuestro porque durante muchos años pudimos gozar de sus aventuras en historietas que se vendían en las revisterías.
No tenía propiamente super poderes otorgados por radiaciones, o por ser extraterrestre o por la tecnología, sino que éstos provenían de su mente, y eso era lo maravilloso porque propugnaba por la superación personal hasta sus límites.
Tantos y tantos nombres, tantos y tantos poderes, tantas y tantas hazañas, que nos quedamos con el ojo cuadrado cuando vemos en la pantalla las aventuras de nuestros personajes favoritos.
Queriendo contribuir al universo maravilloso de los superhéroes, presento aquí en exclusiva mundial algunos nuevos justicieros que harán las delicias de chicos y grandes, si algún productor ejecutivo de Hollywood decide hacer un largometraje:
-El Hombre Serpiente: Este superhéroe tiene una lengua viperina que puede acabar con la más chismosa comadre de vecindad. Además, lanza sus cascabeles con tal fuerza que puede tumbar edificios.
-El Hombre Chinche: Gran defensor de los perros, adora perderse entre las cerdas de sus amigos caninos, donde se alimenta cuando se hace chiquito.
-El Hombre Mujer: Tiene la fuerza de un hombre y la determinación de una mujer. Es temible cuando está en su período, ya que cualquier situación lo irrita y lo convierte en un ser furibundo e irascible.
-El Hombre Peje: Este personaje tiene una curiosa forma de hablar, puesto que en lugar de la «s» utiliza la «j». Proviene de un planeta llamado Tabaskón, el cual fue destruido por una catástrofe.
-El Hombre Peña: Igual que La Mole, su piel está formado por rocas. Le vale madre lo que digan de él porque todo le rebota.
-Superfeto: Bueno, en realidad este superhéroe no es de mi autoría, sino de mi amigo El Pichón. Pero he querido incluirlo aquí porque es uno de los más estrambóticos y absurdos personajes. Se trata de un feto que aún está en el vientre materno, unido a la placenta por el cordón humbilical, lo que no impide que cuando tenga que hacer justicia salga al exterior (¿Por dónde? No lo sé) y ponga como camote al villano.
-Super Pegaso: Héroe de gran hermosura, elevado porte, ojo azul, músculos de acero y muy carismático; amado por las doncellas desvalidas y envidiado por los hombres. Sabe escribir con madre y tiene chorromil lectores en su columna.
Así pues, los dejo con el refrán que dice: «¿Es así, María de Jesús?¿Me podrías dar razón de tus enormes prendas íntimas?» (¿Sí, Chucha?¿Y tus calzonsotes?)